23 septiembre, 2010

LA ALBARJA

A estas alturas de la temporada, los que estamos al frente de la organización federativa respecto al bolo andaluz, andamos haciendo cuentas que nunca salen, intentando cuadrar un círculo que se resiste a ser moldeable. La persistencia en nuestro objetivo, la máxima del "llegaremos a tiempo", nos acompaña en un camino largo y tortuoso. Pero todo cansa.
Acabamos de empezar en esta aventura, buenos conocedores de lo que portamos en la albarja, que es casi nada. Pero confiamos en que en el camino encontraremos algo que echarnos a la boca, un ciego con un huerto de naranjos que se apiade de nosotros, un manantial de agua clara que calme nuestra sed. Contaba mi padre, la persona que me inculcó el amor por los bolos, que una vez tuvo que ir andando a Santiago de la Espada desde el Vadillo Castril, en pleno invierno y atravesando los parameros Campos de Hernán Pelea, para pasar revista de la cartilla militar y que si no hubiese sido auxiliado por serranos de buen corazón, la absurda obligación le habría costado la pelleja. No habían sido suficientes dos años de guerra y tres de de servicio militar,
había que seguir a las órdenes patrias.
En agosto estuvimos en Cantabria, mostrando a España, con orgullo, nuestro deporte autóctono y nuestra cultura. Al lado de cada especialidad de bolos solían poner música folklórica de sus lugares de origen. Alguien de nosotros no tardó en captar la indirecta y acercó un coche al lado de la tirada de la bolera serrana, abrir las puertas y subir el volumen del radiocasete. Alguno de los visitantes pensó que íbamos a poner sevillanas. Pero no, lo que salió del vehículo fueron jotas, fandangos y coplillas serranas de nuestro querido (con todo el cariño del mundo) Bruce Springteen particular: Leo Rubio. El caso es que logramos conectar con gallegos, vascos, asturianos, castellanos leoneses y cántabros mejor de lo que hubiéramos podido imaginar: hablábamos el mismo idioma. Palabras como borre, mingo, birle o postre no había que explicarlas en aquel ambiente, eran las mismas, o muy parecidas, a las que ellos utilizaban. Dos días más tarde recibimos un mensaje de un vizcaíno en nuestro blog, que entre otras cosas decía: "tuve la suerte de conocer vuestra modalidad ,nos gusto tanto que parte de nosotros nos quedamos jugando toda la tarde a los bolos Andaluces". Misión cumplida.
La segunda tarea que llevábamos, en un viaje costeado, en su mayor parte, por los propios jugadores, era la de aprender de la provincia y región española que mejor cuida este deporte autóctono. Y en este apartado tuvimos que echar manos a una jerga mucho más moderna que la nuestra: "flipante", "alucinante", "¡cómo mola". Un sólo e ilustrativo ejemplo. Nos alojamos en Renedo de Piélagos, una población cercana a Torrelavega que según la Wiki tiene unos 4.500 habitantes. En un lugar céntrico de la población está la bolera municipal cubierta, una maravilla arquitectónica, orgullo de este municipio. "Sólo uno de los maderos que hay en el techo cuesta más que todas nuestras boleras juntas", comentaba, embargado por la envidia, uno de nuestros directivos. A continuación uno de nuestros árbitros, Paco Rubio, tomando un café en un bar junto a la bolera, me abría el Diario Montañez, principal rotativo de la región, en la sección de deportes. "Mira, dos páginas enteras dedicadas a los bolos. Y así todos los días". Él había llegado tres días antes que yo y ya había tomado nota de las diferencias. "Las comparaciones son odiosas, Paco, estamos donde estamos, pero la prensa provincial cada vez nos trata mejor y suele publicar casi todo lo que lo que le mandamos, aunque a veces a destiempo y bastante recortado, pero se está logrando".
Es cierto, las comparaciones son odiosas. El camino federativo lo iniciaron los cántabros sesenta años antes que nosotros, se juega en todas las poblaciones, incluidas las ciudades más importantes como Santander y Torrelavega. Existen jugadores casi profesionalizados y auténticos apasionados por este deporte en cualquier rincón de la "infinita" Cantabria. Quizás su lugar de destino sea otro, su camino sea diferente. Ellos también tienen sus problemas, muy distintos a los nuestros, y andan inmersos en guerras, que como todas, carecen de sentido, y más para nosotros. A nuestra albarja ya se le ve la pleita de esparto del fondo y no estamos muy seguros si la vamos a poder rellenar, aunque hasta ahora siempre encontramos amables ciegos con huerto que nos ofrecen sus naranjas. En estos momentos estamos más preocupados por no pasar hambre que otros menesteres, ciertamente, nos resultan bastante banales.
Lo importante es que, por ahora, las fuerzas (jugadores y clubes) nos acompañan y que el ánimo (apoyo institucional y empresarial, difusión mediática), aunque a veces flaquea, también sigue con nosotros. En lo que más necesitados estamos es en la disponibilidad de viandas para el zurrón. Y en este capítulo, las comparaciones con Cantabria, más que odiosas son sangrantes. El consejero de Cultura, Turismo y Deporte cántabro, Francisco Javier López Marcano, en la presentación de la memoria de bolos 2009 de la Federación Cántabra de Bolos, remarcó el esfuerzo de la institución que representa para defender el deporte autóctono. La web solobolos recogía su intervención:
"El consejero de Cultura, Turismo y Deporte hizo un breve repaso a los más de 500.000 euros en subvenciones a los bolos durante el año 2009, citando algunas cantidades como 179.000 a la FCB, 133.000 a las Peñas, 100.000 a APEBOL y 10.000 a la Fundación Bolos de Cantabria. En términos más genéricos se refirió boleras nuevas y rehabilitaciones, destacando las cubiertas de Valdáliga y La Cavada como dos actuaciones en marcha que pronto serán una realidad. "El esfuerzo es impresionante y no tiene por qué mermar" dijo para cerrar este capítulo de gastos e inversiones."
Y pensar que ellos, los jugadores y directivos cántabros, andan enzarzados en luchas tribales, sin sentido desde nuestra humilde perspectiva, es prueba más que notoria de que el dinero no siempre da la felicidad. Sin embargo, la falta de un cuscurro de pan que echarse a la boca, siempre, absolutamente siempre, produce hambre e inanición. Y entre esos dos extremos, más cerca de la indigencia que de la exuberancia, estamos nosotros que sólo aspiramos a ser clase trabajadora, poder tener un trozo de tocino, si es veteado mejor, para rellenar la albarja. Para nuestro programa deportivo regional este año, para 11 categorías federativas y dos modalidades, nos ha concedido nuestra consejería 3.000 eurillos. Sólo los árbitros costarían 2.400. Gracias a nuestra Delegación Provincial de Turismo, Comercio y Deporte, nuestra Diputación Provincial, nuestros Ayuntamientos (no todos, hay que decirlo), Caja de Jaén, nuestras casas comerciales, que nos van asistiendo en el viaje logramos ir avanzando algo. Con graves problemas federativos a nivel andaluz, por mala gestión y falta de recursos, el bolo andaluz anda, titubeante, su camino. Estos problemas están en vía de solución y entre todos, cada uno en el lugar que le corresponde, tendremos que sacar esto adelante. Intentamos hacer encaje de bolillos, pero sin la materia prima suficiente y adecuada es complicada la tarea. Las casas comerciales que nos ayudan tardan en cobrar, y así cada vez cuesta más mantener la confianza.
Y yo abro al albarja, veo el esparto del fondo, levanto la cabeza para mirar un camino que ya se empieza hacer pesado y me pregunto, no ya si llegaremos a tiempo, sino si lograremos tan sólo llegar, que no es poco.
José Miguel Nieto Ojeda
Vicepresidente 2º de la Federación Andaluza de Bolos

3 comentarios:

  1. Pues más os vale no tomar ejemplo de la Federación Cántabra de Bolos que por haber perdido las elecciones a la FEB, ha AMENAZADO a los jugadores y les ha intentado sancionar por jugar competicione nacionales.

    En esa Memoria que exhibís, deberíais leer la página 4 y os daréis cuenta de cómo menosprecian a todo lo que no sea cántabro.

    No es buen ejemplo, no.

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  2. José Miguel Nietomartes, 05 octubre, 2010

    Anonimo: el artículo no va precisamente a resaltar el ejemplo de la Federación Cántabra. Ya digo que no entendemos las luchas internas que se están produciendo, de la misma manera que desde mi punto de vista es un error lo que está sucediendo. Pero mi intención no era entrar en ese terreno.
    El enfoque es la de comparar el trato de una comunidad autónoma y otra respecto al deporte autóctono, desde la impotencia de no llegar con los presupuestos a nada, además de mencionar los problemas de gestión federativa que tenemos en estos lares.

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  3. No es oro lo que reluce precisamente en Cantabria, José Miguel (perdona que te trate de tu), no te creas que estamos mejor que vosotros, es más todo lo contrario, ya que teneis ilusión que ya es algo, que aquí hasta eso nos quitan!

    Dices que los presupuestos no dan para nada ¡y no veas como te entiendo y te entendemos casi todos, ya que quitando al 8% aproximadamente de los bolos en Cantabria, el resto estamos como vosotros o peor!
    La subvenciones van para los equipos que más dinero tienen y los demás a mendigar al amigo y al conocido para salir hacia adelante y poder competir.
    Eso si, les hacemos nº, de subvenciones 600€ y la mayoria de ello lo dejamos en la federacion en licencias.
    Y lo de los problemas de gestión federativa, ahí mejor ni hablar.....

    ¡Enhorabuena por vuestra web, y seguir para delante!

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