Llega el frío, la lluvia, los días cortos y las noches largas. La aceituna empieza a madurar en el árbol, cambia de color y no hay que detenerse. Hay que aprovechar todos los días, que la meteorología permita, de final de otoño y principios de verano, para que nuestro petróleo verde siga manteniendo la vida en nuestras comarcas. Va siendo hora de guardar las bolas y los mingos y desempolvar las varas y los mantones. Pero, ¿es qué todos los boleros cogen aceituna? Pues se podría decir que así es. El bolo andaluz es un deporte popular y tradicional, que ha subsistido en las comarcas rurales, en los núcleos pequeños, gracias que en estos lugares tal vez a las modas y a las especulaciones les cuesta entrar más que en otros ambientes.
Si alguien no sabe porque el último torneo del
año se llama “de la botijuela” no debe ser de por aquí. La “botijuela” es la
fiesta que la cuadrilla de un tajo de aceituna celebra cuando la campaña se
acaba, un agradecimiento al trabajo de recolección, una tarea que -hay que
decirlo- que es bastante penosa, porque además del esfuerzo físico tienes que
aguantar los fríos extremos por las mañanas, momentos en los que no se sienten
los dedos, para más tarde, cuando la gélida costra de la tierra se descongela, arrastrar
toneladas de barro en el calzado y los mantones, y terminar el día en camiseta,
sudando la gota gorda. Es normal que después de dos meses en la faena, los
jornaleros y los patrones se despidan de tan ardua tarea con una comilona y una
fiesta, que puede acabar en baile, incluso, si el cortijo tiene “bolea”, en
partidas de bolos originadas por los desafíos que surgen de la valentía e inconsciencia
que nos aporta el vino.
Tras una temporada intensa, que ha terminado con
una recta final de temporada repleta de concursos oficiales, los jugadores y
jugadoras, que gustan de jugar en manga corta, ya empiezan a faltar en las
boleras y a sentirse cansados. El mes de octubre nos ha podido parecer hasta
agobiante: 8 días de competición, jugando en sábado, domingo, miércoles, …, 41
concursos en hasta once categorías distintas, se ha jugado en un total de 15
boleras diferentes, montándose hasta 6 boleras portátiles. Era necesario pues
al calendario previsto ha habido que sumar dos pruebas individuales más –veinte
concursos- por aplazamientos. Es normal, por tanto, que el Comité Técnico se
quiera despedir de los deportistas de forma distendida, alrededor de una buena
comida –parece que esta año tocan “galianos”- aderezada con un buen manchego. Eso
sí, antes todo hay que decir adiós a nuestro deporte favorito como más nos
gusta: jugando. Cuatro concursos están programados para este domingo.
Para la temporada que viene ya hay una promesa: programar
un calendario oficial con menos pero mejores concursos, de tal forma que seguir el circuito federativo no sea
una carga, sino todo lo contrario. Así es que ya sabéis, si el tiempo no lo
impide –que de momento amenaza-, el próximo domingo, II Torneo de la Botijuela -antiguo Torneo de
Navidad- en la Bolera de El Trillo, en Hornos de Segura, uno de los pueblos más
bonitos de la serranía. Os esperamos.
Las previsiones meteorológicas son las
siguientes:
Ahí estaremos en silencio cámara en ristre, suerte a los participantes.
ResponderEliminarNos pondremos guapos para las fotos. Un trato Jesús. Si nos pasas alguna foto, te invitamos a galianos.
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