22 diciembre, 2009

UN CUENTO DE BOLOS

Miguel Medina Blázquez, doble medalla de bronce en los campeonatos de Andalucía 2009 en la categoría benjamín masculina, en valle y montaña, demuestra que es una artista, no sólo con la bola, sino que también le da a la pluma de maravilla. Ha sido el ganador de un premio de narrativa infantil con un precioso cuento “litológico”, en el que su gran pasión por los bolos queda de sobra reflejada en una historia sobre una piedra. Enseñar a jugar a un canto rodante sólo se les podía ocurrir a los niños del Club Sierra de las Villas de Mogón, que también a parecen en el relato.
Sirva este cuento infantil como regalo de Navidad a todos los boleros y boleras.

CUÉNTAME COMO LLEGASTE HASTA AQUÍ
Erase una vez un niño llamado Antonio que vivía en Santo Tomé. Estaba celebrando el día de San Isidro con sus amigos junto a la orilla del río; de pronto, cuando fue a beber agua le llamó la atención una piedra, la sacó del río y la piedra empezó a hablarle:
- ¡Qué bien! ¿Ahora dónde estoy? Preguntó la piedra.
- Estás en Santo Tomé, ¿Y tú de dónde vienes? Le preguntó el niño.
- ¡Huy! Si te tuviera que contar por los sitios que he pasado…
- ¡Cuéntalo! ¡Cuéntalo! Insistió Antonio.
- Yo estuve muchos años en La Fresnadilla y allí celebraban el día de San Juan y los niños jugaban a los bolos; pero esos niños se fijaron en mí y dijeron:
- ¿Vamos a rodar esta piedra? Y me tiraron cantón abajo hasta llegar a un riachuelo; creo que le llamaban el Arroyo del Torno y allí empecé a rodar y rodar hasta aquí.
- ¡Pero cuéntame más! Insistió Antonio.
- Bueno, ¿y sabes cómo me llamo?
- No. Respondió el niño.
- Me llamo Lita. ¿Y tú? Preguntó la piedra.
- Yo me llamo Antonio, pero sigue contándome tu historia.
- Vale te la cuento, me ha pegado muchos porrazos, y recuerdo uno muy grande que me ocurrió en La Osera, allí conocí a Bartolo el oso. Pero no era tan malo como los niños de La Fresnadilla, tan sólo se rascaba conmigo en su espalda. Bartolo me comentó que le gustaba la miel y los madroños. Cuando había crecidas yo avanzaba bastante. Un verano llegué a Mogón, y había unos niños bañándose, pero me marearon, me cogían y me lanzaban contra otros niños, esos golpes en seco no me gustaban, pero lo bueno fue que me enseñaron a jugar a los bolos. Si no recuerdo mal los niños se llamaban: Miguel, Sergio, Juan Antonio, Cristian, Álvaro y los dos “Adrianes”. También ellos me presentaron a la ardilla Pepa, a la nutria Tina y a la garza María. Todo esto me ocurrió en la bolera de la Tocona, allí sentí algo extraño, pero no era tanto. Probé el agua del Guadalquivir y me gustó tanto que fui a parar a Arroturas. Allí conocí al cangrejo Luis y al zorro Dalí. Sentí unas explosiones muy fuertes. Luis y Loli me dijeron que estaban celebrando San Isidro.
- ¿Cómo? ¿Qué allí también se celebra? Dijo Antonio.
- Claro, como aquí, ¿sigo contándote más cosas?
- Siiiiii. Dijo él.
- Otras de mis etapas fue el paso por El Duende, allí conocí a Javi y Francisco José, que estaban aprendiendo a nadar con el barbo Lucas y la trucha Emilia.
- Ya estás llegando casi aquí. Dijo él.
- ¿Cuál será mi próximo destino? Preguntó Lita.
- Te queda La Caleruela. Dijo Antonio; sus ferias son en julio ¿llegarás a tiempo? Preguntó Antonio.
- No sé, como a mí me lleva el Guadalquivir no me importa el tiempo, sólo tengo amigos a lo largo de él.
Autor: Miguel Medina Blázquez. 5º de Primaria. Mogón. Premio del I Concurso de Narrativa Intercentros “Cuentos junto al Guadalquivir”

No hay comentarios:

Publicar un comentario